Skip links

Toda una
vida dedicada al Pan

Toda la vida dedicado al pan. El primer trabajo de José Granados tras llegar a Antequera cuando era niño -desde la vecina localidad de Villanueva de Algaidas- fue el de panadero. Desde los 13 años cuando empezó como aprendiz en la antigua Panadería Zurita, no oculta que empezó a acumular una experiencia que atribuye a las innumerables madrugadas que pasó en los obradores de reconocidos panaderos locales como éste, Manuel Navas o Pepe Rico con los que trabajó.

Así comienza hace casi medio siglo una historia de esfuerzo y tesón manteniéndose muy cerca de los miles de hogares de Antequera y comarca que hoy saborea diariamente los productos de panadería y pastelería recién sacados del horno de Panadería Santiago.

Cazorla

Obrador Central y el
origen de Panadería Santiago

Tras volver de la mili, José continuaba trabajando para otro panadero pero ya empezaba a darle vueltas a la idea de abrir su propio obrador. Así cerca de su vivienda en calle La Fuente adquirió su parte de una parcela familiar. En calle Cazorla llevó a cabo la obra él mismo, con la ayuda de su mujer Inmaculada Delgado, dando forma a su sueño en 1990: edificar su propio horno bajo su nueva vivienda. Poco después dio el salto y como tantos trabajadores tomó la difícil decisión de dejar su empleo para centrarse en su propio negocio. La historia de Panadería Santiago no había hecho más que empezar hace 30 años. Eso sí, los inicios fueron duros. Buena parte de la producción se comercializaba en rutas callejeras siguiendo la costumbre de las zonas rurales de llevar el pan a la puerta de las viviendas.

El fin de semana se vendía mucho pero lo complicado llegaba para mantener el ritmo el resto de los días laborables dada la amplia competencia existente. Su suegro le ayudó con un préstamo para adquirir el primer equipo del actual obrador central de Santiago: una amasadora, un cilindro y el primer horno, como recuerda emocionado cuando lo cuenta. Buena parte de la salvación del mes en aquel negocio incipiente provenía del flujo de clientes de la pequeña tienda que su padre regentaba en su barrio, en la Era de San Roque, y cuyas ventas se disparaban los sábados tarde cuando los demás cerraban. Aquella experiencia inicial bien pudo marcar la estrategia que años posteriores supondrían la expansión de Santiago.

Al comienzo, José e Inma fabricaban y luego repartía él mismo su propio pan. Su mujer, en aquel entonces con dos hijas de seis y dos años, elaboraba las genuinas magdalenas, roscos, bizcochos, bollos de aceite tan reputados hoy de la marca y dulces de temporada (como pestiños y mantecados).

Aparte, atendía a los clientes en la tienda del obrador. Además cada noche ella limpiaba completamente el horno. Posteriormente, llegaría el primer trabajador, un aprendiz, y a los cinco años lo haría el primer repartidor. Poder delegar le permitió despegar. Y el ansia de crecer le llevó en aquellos años a lanzar una línea de fabricación de picos en el obrador que tuvo tanta aceptación que se vio obligado a ampliar con la adquisición de una antigua fábrica en el polígono industrial de Antequera, donde mantuvo la producción de picos y activó el tradicional mollete de Antequera.

Panadería & Pastelería Santiago

Tiendas & Cafeterias con estilo propio

Tiendas & Cafeterias
«Los Cerretes»

De panadería a también pastelería

Buscando dar salida a la producción y no tener que depender de las ventas de la primera tienda del obrador y del reparto callejero o a otras tiendas y bares; en 1996 abrió su propio punto de atención al público en un local adquirido en calle Juan Casco en la zona conocida como ‘Los Cerretes’. Como complemento en su panadería revendía pasteles que compraba ya elaborados a un distribuidor del cercano núcleo poblacional de Bobadilla Estación.

De nuevo el olfato empresarial de José Granados -y su confianza en el talento humano como principal motor de expansión- hizo que aprovechara el cierre de un bar local para fichar al pastelero que formaba parte de su plantilla, tras lo cual decidió abrir su primer obrador de pastelería para que éste pudiera realizar su trabajo. Este obrador que fue trasladado años más tarde a la calle Hornos, tras adquirir el antiguo Horno de Bernardo Pascual, se convertiría en el obrador central de pastelería de Santiago.

Era solo el comienzo. Después llegarían nuevas inauguraciones prácticamente con una periodicidad de una al año de más de una decena de nuevas tiendas (llegaron a tener funcionando hasta 13 en total) cinco de ellas, hoy, con servicio de cafetería y terraza. Así desde 1996 a 2017 abrieron sus puertas las tiendas Santiago de Los Dólmenes, Cruz Blanca, Carrera, Girón, Hornos, Plaza del Carmen, Peñuelas, La Peseta, La Quinta, Plaza de Castilla, Calzada y Avenida de La Legión. Hoy todas siguen abiertas excepto Dólmenes, Carmen, Hornos y Castilla.

El original obrador cuya obra realizó José y su mujer y cuyo equipamiento fue adquirido gracias a aquel préstamo familiar se ha convertido en pocos años en una sólida empresa que da empleo a 82 familias de forma directa y a más de manera indirecta teniendo en cuenta el revulsivo económico que supone para una ciudad media un obrador que sólo en harina consume diariamente dos toneladas. A día de hoy, todos los componentes de la familia Granados Delgado trabajan activamente en el negocio. José e Inma y sus hijos Inma, Cristina y Jose.